miércoles, 8 de junio de 2016

Mauricio

Desde la Isla de Reunión, tomamos un vuelo que en menos de una hora nos dejó en la Isla de Mauricio. Esta isla tiene una superficie de 1865 km2, equivalente a 2/3 partes de la isla de Mallorca, siendo su máxima altura el monte Pitón con 828 m y cuenta con un arrecife coralino que la rodea y le permite disponer de numerosas playas con aguas tranquilas y cristalinas.
Mark Twain visitó la isla en 1896, y quedó tan sorprendido de su belleza que dijo: “Dios creó primero Mauricio y luego la tomó como modelo para crear el Edén”.
Aunque era conocida por marineros árabes, malasios y portugueses, fue colonizada en 1598 por los holandeses que la denominaron Mauricio en honor de su soberano Orange Mauricio. En 1715 Francia la ocupa y la denomina Isle de France, pero con los conflictos bélicos entre Inglaterra y Francia, acaba finalmente en 1810 en manos del imperio británico y recuperando la denominación de Mauricio. En 1992 se constituye como República Democrática Independiente.

Nuestra estancia de 8 días en Mauricio, la realizamos con sólo dos alojamientos; el primero en la península del Morne y luego en un hotel en Flic en Flac. Como la isla no es muy grande, negociamos con un taxista para que nos llevara a los principales puntos de interés turístico.


Situados al pie de Le Morne, al suroeste de la isla, todas las mañanas disfrutábamos de un apetitoso desayuno con unas vistas excelentes y rodeados de naturaleza muy exótica.


Le Morne, está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y consta de un monolito de roca basáltica de 556 m. Muchos esclavos procedentes de Port Louis, se refugiaron en este lugar y cuando se abolió la esclavitud, la policía se acercó a la roca para comunicarles que eran hombres libres, sin embargo, no pudieron evitar que muchos de ellos se arrojaran al vacío, suicidándose.

La playa de Le Morne es muy hermosa y en sus alrededores cuenta con un hotel de lujo y un excelente campo de golf.








La primera excursión con nuestro taxista, fue para visitar la capital Port Louis y el Jardín Botánico Sir Seewoosagur Ramgoolam, conocido popularmente como el de los Pomelos. En la capital quedamos fascinados por la ajetreada actividad del viejo Mercado Central, en donde se ofrecen una enorme variedad de frutas y verduras, y además se puede apreciar la variedad multiétnica de la población.






También subimos al Fuerte Adelaida, construido en 1840, en la parte alta de la ciudad, desde donde obtuvimos una bella panorámica de la ciudad.

Finalizamos la visita al centro histórico de la capital, paseando por el antiguo puerto (Puerto Caudan), hoy transformado con enormes centros comerciales, tiendas y restaurantes.

En el barrio de Abercrombie de Port Louis, visitamos el Templo tamil Kaylasson, en donde destacan las cúpulas pintadas de vivos colores así como las esculturas referentes a la mitología hindú.


A 10 km de Port Louis, se encuentra el Jardín Botánico de los Pomelos. Recorrimos este excelente jardín, hasta que una persistente lluvia tropical nos obligó a buscar refugio y dar por finalizada la interesante visita. Construido en el siglo XVIII, cuenta con infinidad de árboles y plantas, por lo que pasear entre los estanques y bajo el exuberante y colorido follaje, resulta una experiencia muy agradable. Entre la diversidad de palmeras, tecas, caobas, baobabs, bambús, etc. destacamos los bellísimos y enormes nenúfares, así como los estanques llenos de flor de loto.






Iniciamos una nueva jornada, visitando Chamarel y su famosa cascada de unos 100 m de altura, en un entorno paisajístico de gran belleza situado en el interior de la isla.




Más tarde, nos acercamos a la "tierra de los siete colores", un lugar insólito en donde la erosión y oxidación de la ceniza de basalto y de otros minerales, ha originado una multiplicidad de dunas que van cambiando de colores y formando una sorprendente alfombra
natural ondulante. También conocimos las tortugas procedentes de Seychelles.




Finalizamos la visita al Parque Nacional Gorges de la Rivière Noire, visitando el mirador desde donde se contempla una amplia y espléndida panorámica del bosque primario protegido, así como de la bella cascada Alexandra.


Mauricio reune más de 80 creencias religiosas y cuenta con más de 600 templos, pero la mitad de su población es hinduista y uno de los lugares de peregrinación al que acuden centenares de miles de fieles todos los años, es el Ganga Talao o lago sagrado de Gran Bassin.

La leyenda cuenta que Shiva vertió agua del mismísimo Ganges en este lago, por lo que sus aguas son purificadoras y por ello en la fiesta del Maha Shivaratree, los fieles que llegan en peregrinación, se bañan en sus aguas sagradas.


Durante nuestra visita observamos detenidamente, las numerosas ofrendas que se realizaban, incluso a objetos materiales como a coches. El templo, el lago y todo su entorno es un mito en la religión hindú.



Finalizada la visita nos desplazamos hasta la playa de Gris-Gris, en donde degustamos un excelente pescado en uno de los más populares restaurantes, y disfrutamos de una vista panorámica de la hermosa playa, pero el océano azota el litoral con enorme fuerza, por lo que es muy peligroso bañarse en ella.

Al día siguiente nos propusimos llegar al norte de la isla y alcanzar el Cabo Malhereux, en donde se encuentra una famosa iglesia criolla de tejado rojo. Justo en las cercanías de nuestro destino, nos sorprendió en la misma carretera una procesión hinduista que paralizó el tráfico y nos dejo impresionados por el fervor con que los fieles participaban en la misma, con sus cánticos y sus ofrendas.









Antes de comer en el pueblo de Grand Baie, nos tomamos un placentero baño en las cristalinas aguas de la hermosa playa de Pereybère.

Al día siguiente, la ruta que tomamos fue hacia la costa este y concretamente a las Playas de Belle Mare en Trou d'Eau Douce. Es una de las playas más bellas de Mauricio, con 8 km de arena blanca y unas aguas muy apropiadas para el baño, por lo que disfrutamos de un día de relax en un entorno paradisiaco.





A menudo, hacíamos comparaciones del paraíso que nos ofrecía Mauricio con respecto a las islas del Caribe. Recordábamos las gratas experiencias que habíamos vivido en las excursiones a Isla Saona (República Dominicana) e Isla Mujeres (Riviera Maya), así que en cuanto nos recomendaron la excursión en catamarán a la Isla de los Ciervos, no lo dudamos un momento en realizarla, aunque como no habíamos hecho reserva fue un poco estresante conseguir plazas.
A la Isla de los Ciervos se llega desde el litoral o bien con lancha rápida en 15 minutos o más lentamente con catamarán, pero en este caso se recorre un hermoso litoral con impresionantes acantilados. Esta fue nuestra elección.






Al llegar a la Isla de los Ciervos, nos acercaron con el mismo catamarán a contemplar una hermosa cascada, que estaba rodeada de una vegetación exuberante y además aparecieron unos monos saltando entre los árboles.

Descendimos en la Isla de los Ciervos y nos quedamos muy impresionados . . . . realmente fue la mejor playa que vimos y disfrutamos en toda la isla de Mauricio. Unas aguas totalmente cristalinas con un intenso color turquesa y un entorno paisajístico de gran belleza natural que invitaba a disfrutarlo.






 

Y llegó el día de nuestro traslado desde el alojamiento en Le Morne al hotel en Flic en Flac. Allí finalizaríamos nuestra aventura en las islas Mascareñas, con dos días de absoluto relax, antes de regresar a casa.




En Flic en Flac, los hoteles se alinean en primera línea de playa, por lo que un paseo por la hermosa playa permite apreciar las características de la oferta hotelera y la grandiosidad de sus cuidados jardines y sus espectaculares piscinas.


Pero el atardecer, era realmente el momeno mágico para contemplar con todo
su esplendor la belleza que reunía este paraíso que es la isla de Mauricio.