martes, 24 de julio de 2012

Parque Nacional Fiordos de Kenai

La península de Kenai en Alaska, se extiende al suroeste de las Montañas Chugach y está separada del continente, al oeste por la Ensenada de Cook y al este por el Estrecho del Príncipe William. "Kenai" procede probablemente de "Kenayskaya", el nombre en ruso para la Ensenada de Cook. Su cadena montañosa está llena de glaciares, teniendo muchos de ellos su origen en los Campos de Hielo Harding y Sargent.

Satellite Image of Bear Glacier Kenai Fjords ...



Decididos a explorar la naturaleza del parque y como el acceso es muy limitado, tomamos una excursión en barco de más de nueve horas, desde Seward y con el objetivo de llegar a contemplar el glaciar Northwestern, un viaje de más de 150 millas.
Situados en el interior del barco, comprobamos que nuestros artilugios fotográficos se quedaban ridículos ante la potente tecnología que tenían en sus manos un gran número de pasajeros que nos acompañaban, más bien parecía que estabamos inmersos en una aventura de National Geographic. Ello anticipaba unas expectativas muy altas en la observación de la fauna.

Como hacia frío, cuando el capitán anunciaba algún punto de interés, inmediatamente salíamos a cubierta para disputarnos la mejor posición para la observación y la fotografía.
La navegación transcurrió por espectaculares y escarpados acantilados de pizarra oscura, bosques de verdes abetos y cascadas de cortinas de agua. Un paisaje de excepcional belleza, con fiordos, islas, rocas, bosques, glaciares que llegan hasta el mar y en donde se percibe que esa tierra de cambio constante ha sido modelada por las tormentas marinas, fuerzas tectónicas y sobre todo por los glaciares.

Y que decir de la fauna terrestre y marina. Desde nuestra salida por la bahía de la Resurrección, observamos nutrias marinas, focas, orcas, leones marinos de Steller, frailecillos, águilas de cabeza blanca y aves acuáticas.
Finalmente y después de cuatro horas de viaje, nos aproximamos al glaciar Northwestern. Agradecimos la lenta navegación, avanzando entre trozos de hielo, porque ello nos permitió captar de forma más intensa el majestuoso entorno natural que nos envolvía. 
El barco paró motores a muy poca distancia del glaciar y un mundo de quietud y silencio absoluto dominaba el lugar, sólo roto con el estruendo del famoso "trueno blanco", que aparecía cuando las grietas de hielo del glaciar se abrían y caía al mar un trozo del glaciar.
 
En el regreso hacia Seward, contemplamos más glaciares pero la mayor sorpresa fue un festival de ballet que nos ofreció una familia de ballenas que navegaban muy cerca de la costa. Un espectáculo extraordinario, a cargo de estos mamíferos de más de 15 metros y 50 toneladas, que incluía enormes saltos, movimientos de cola, expulsión de agua y la alegría de sus cantos.
Nos despedimos de esta impresionante excursión, con la imagen de una ballena jorobada, que en una de sus últimas inmersiones parecía decirnos con su cola: "hasta pronto . . ."
Dejamos Seward, no sin antes degustar el famoso King Crab, especie marina de hasta 12 kg. y 2 metros de punta a punta. Nosotros con dos exquisitas patas tuvimos suficiente.

2 comentarios:

  1. espectacular todas las fotos y estar ahí debe ser una experiencia fascinante.

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  2. Muchas gracias por el comentario. Ciertamente la experiencia fue fascinante.

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